La transcripción moderna de éste inclasificable rey, sería en su juventud, la de un niñato rico, que conduciría un coche que pecaba de caro y de hortera por las calles de Pozuelo de Alarcón a altas velocidades. El típico “cani”, analfabeto de actitud violenta, chulesca y vandálica, inmune ante cualquier represalia legal, pues se trataba del rey o al menos de su hijo. Frisaba los veinte años cuando atentó por primera vez contra su propio padre, el rey Carlos IV, y el primer ministro, Manuel Godoy, impulsando el motín de Aranjuez. Fue apresado junto al resto de conspiradores, pero él, al verse por primera vez en peligro real, suplicó a su padre por su absolución alegando cosas “inteligentes”, o al menos ajustadas a su capacidad como: “La noche me confunde” u otros argumentos de justificación similar. Tras forzar a su padre a abdicar en él, el lo hace poco más tarde en José I, iniciando el periodo de ocupación francesa ya mencionado en un artículo anterior, por lo que iremos directamente a 1813. Las calles de Madrid se visten de gala, alfombras de flores, banderas y múltiples vítores para recibir al rey “Deseado”. Como primera medida, se disuelven las cortes y se restaura el absolutismo. A continuación, se inicia una persecución hacia los liberales, se prohíbe para siempre la francmasonería en España, desaparece la prensa libre, se cierran las Universidades y se clausuran los ayuntamientos y las diputaciones constitucionales. Los territorios confiscados durante la desamortización son devueltos a la Iglesia, se restablecen los gremios y el sistema feudal, anulando por lo completo la Constitución promulgada en las Cortes de Cádiz. Bienvenidos a la España de Fernando VII. Un heroico alzamiento militar dirigido por Rafael de Riego, abre una brecha en la política del rey orientada hacia el más rancio absolutismo, intentando introducir algunos elementos liberales como el retorno de las cortes. El trienio liberal, duró tan poco como tardaron en llegar los Cien Mil Hijos de San Luis que masacraron a la población española con el fin de volver a darle todo el poder al “Deseado”. Iniciada la Década Ominosa y tras anular y perseguir cualquier resto del Trienio Liberal, Fernando VII deja una España destruida, atrasada, pobre y con peores perspectivas. Antes de marcharse para siempre, decide dar un cambio en la política sucesoria asegurando una guerra civil tras su muerte. Con la aprobación de la Ley Sálica, se inicia otro oscuro episodio de nuestra historia enfrentado a simpatizantes del candidato carlista con los de la hija del rey, Isabel. Una nueva guerra civil acaba de comenzar.
-J.Tejada Mtez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario